Mi cuerpo es la jaula

Cuando se sienten un sinnúmero de sentimientos y emociones solemos pensar que es una especie de nudo que se aloja en el medio del pecho. Pero es algo más que un simple nudo. Es una especie de cadena que recorre todo el cuerpo y que a lo largo de su recorrido tiene efectos nocivos; lagrimas, dolores de cabeza, insomnio, tristeza, ansiedad, etcétera. Los eslabones de esta cadena están construidos por palabras que describen el verdadero sentir del alma. Su recorrido por el cuerpo es una forma de buscar salidas, se mueve por todo el sistema como si fuese una serpiente, incluso hasta más venenosa. Nuestra incapacidad para comunicar lo que sentimos lleva esa cadena a estancarse justo antes de la salida, en el pecho. La cadena que habita en mí lleva miedos, desconfianza y realidades que me gustaría ignorar. Lleva años circulando y acumulando emociones por lo que cada día pesa más. ¿Grito? ¿Lloro? Ya no sé qué debo hacer para dejarla ir. No la quiero más dentro de mí, no quiero continuar siendo la jaula que la alimenta. Ya ha comenzado a destrozar lo poco que queda dentro.